Javier Milei, conocido por su postura libertaria y su defensa del libre mercado, ha mostrado una clara afinidad con ambos personajes en el pasado. Desde su llegada al poder, ha elogiado a Trump por su enfoque antisistema y su discurso de “hacer grande a América de nuevo”, un lema que resuena con el propio “Hacer Argentina Grande de Nuevo” de Milei. Trump, a su vez, ha correspondido estos gestos, llamando a Milei su “presidente favorito” y apoyando públicamente sus reformas económicas, como se vio en eventos como la CPAC y en reuniones en Mar-a-Lago. Además, Milei ha destacado el rol de Trump en negociaciones internacionales, como las relacionadas con rehenes argentinos en manos de Hamas, lo que sugiere un alineamiento estratégico con el presidente estadounidense.

Por otro lado, Milei tiene una relación igualmente cercana con Elon Musk, a quien ha defendido en múltiples ocasiones, incluso frente a acusaciones de gestos fascistas durante la asunción de Trump en enero de 2025. Milei ha alabado a Musk por su rol en la expansión de la libertad de expresión a través de X y por sus innovaciones tecnológicas, como los avances de SpaceX en conectividad global. La admiración es mutua: Musk ha elogiado las políticas de ajuste de Milei y ha compartido sus frases, como la famosa “Si imprimir dinero pudiera terminar con la pobreza, imprimir diplomas terminaría con la estupidez”. Además, Milei le regaló una motosierra simbólica a Musk en la CPAC de febrero de 2025, un gesto que refleja su sintonía ideológica en torno a la desregulación y la reducción del Estado.

Sin embargo, el conflicto entre Trump y Musk, que escaló en los últimos días con amenazas de Trump de cortar contratos y subsidios a las empresas de Musk y la respuesta de este último apoyando un posible juicio político contra Trump, pone a Milei en una posición delicada. Según información disponible, la pelea se originó por diferencias sobre un proyecto de ley de recortes fiscales impulsado por Trump, que Musk critica por aumentar el déficit y perjudicar a la industria tecnológica, incluyendo a Tesla. Trump, por su parte, ha reaccionado con dureza, acusando a Musk de volverse contra él y sugiriendo medidas que podrían dañar gravemente los intereses comerciales del magnate.

Milei enfrenta un dilema. Por un lado, Trump representa un aliado político clave en el escenario internacional. Estados Unidos, bajo el liderazgo de Trump, podría ofrecer a Argentina apoyo en negociaciones con el FMI o acuerdos comerciales, como el de libre comercio que Milei defendió en la CPAC. Perder el favor de Trump podría tener consecuencias económicas serias para Argentina, especialmente en un momento en que el país busca estabilizarse tras años de crisis. Además, posts en X reflejan la preocupación de que alinearse con Musk podría llevar a Trump a imponer aranceles del 100% a productos argentinos, un riesgo que Milei no puede ignorar.

Por otro lado, Musk encarna los ideales libertarios de Milei de manera más pura. Ambos comparten una visión de desregulación extrema, reducción del gasto público y crítica al “Estado profundo”. Musk ha sido un defensor vocal de las políticas de Milei, y su influencia tecnológica podría ser crucial para proyectos futuros en Argentina, como la explotación de litio o la expansión de Starlink. Sin embargo, alinearse con Musk podría significar perder las inversiones prometidas por este último, que según algunos comentarios en X nunca llegaron a concretarse, y enfrentarse a un Trump resentido.

Dado este contexto, Milei probablemente adoptará una postura pragmática y cautelosa. Su inclinación ideológica lo acercaría más a Musk, con quien comparte una visión más radical del libre mercado y la innovación tecnológica. Sin embargo, la realpolitik lo obligará a priorizar a Trump, ya que el respaldo de Estados Unidos es más crítico para la estabilidad económica de Argentina en el corto plazo.