Este domingo, Santa Fe vivió una jornada electoral que definió intendentes, concejales y presidentes comunales en más de 300 localidades, marcando el cierre de un ciclo iniciado en abril con las PASO. Con un 66% de las mesas escrutadas según datos preliminares, el frente oficialista Unidos, liderado por el gobernador Maximiliano Pullaro, se impone con un 32%, consolidando su dominio en la mayoría de los distritos. Sin embargo, el peronismo, con Juan Monteverde al frente en Rosario (30%), y La Libertad Avanza (LLA), con Juan Pedro Aleart rozando el 28% en la misma ciudad, muestran una oposición en ascenso que pinta un mapa electoral más complejo de lo esperado.
La participación, estimada en un 45%, reflejó un desinterés notable, influido por el calor y la percepción de un resultado predecible en muchos municipios. En Rosario, el duelo entre Monteverde y Aleart fue ajustado, con el oficialismo quedando tercero (25%), un revés para Pullaro que podría cuestionar su liderazgo provincial. En la capital, Unidos mantuvo el control con un 33%, pero la fragmentación del voto sugiere que ningún sector tiene el poder absoluto que proyectaba.
El triunfo de Pullaro en gran parte de la provincia refuerza su apuesta por una gestión pragmática, aliada al radicalismo y al PRO, pero su derrota relativa en Rosario expone vulnerabilidades. El ascenso de LLA, impulsado por la popularidad de Milei, no solo desafía al oficialismo, sino que reconfigura el tablero nacional, mostrando que el libertarismo no es un fenómeno pasajero. El peronismo, por su parte, resurge en enclaves urbanos, pero su victoria en Rosario parece más un reflejo de la desilusión con Pullaro que de una recuperación sólida.
La baja participación genera preocupación: no se trata solo de apatía, sino de un mensaje de hartazgo hacia un sistema percibido como distante. Esto podría traducirse en octubre en un voto castigo, beneficiando a outsiders como Aleart o a una oposición que capitalice el descontento social. El mapa electoral se fragmenta, y el oficialismo, aunque ganador, enfrenta el reto de forjar alianzas estratégicas. La reforma constitucional iniciada en abril, impulsada por Pullaro, podría ser su salvación o su talón de Aquiles si no logra consensos amplios.
El impacto nacional es evidente. Santa Fe, como tercer distrito del país, proyecta tendencias para las legislativas de octubre. LLA, con su tercer lugar provincial (23%), se perfila como un actor clave en el Congreso, mientras el peronismo busca recuperar terreno perdido desde 2023. Pullaro debe decidir si se alinea más con Milei o busca un equilibrio propio, un dilema que definirá su futuro político.
Mientras las urnas cierran y los resultados se afilan, Santa Fe deja un sabor agridulce. Pullaro celebra, pero la oposición crece. Desde Tucumán, donde las elecciones provinciales también marcan el pulso del país, se refleja una Argentina dividida, donde el voto no solo elige gobernantes, sino que grita una necesidad de cambio. El domingo termina, pero el debate apenas comienza.






