Por: Juan Pablo Durán

En 2024, Donald Trump y Elon Musk parecían una dupla imbatible. Musk, el magnate detrás de Tesla, SpaceX y X, fue un pilar clave en la campaña presidencial de Trump, aportando millones de dólares y una plataforma mediática sin precedentes. Tras la victoria de Trump, Musk asumió un rol protagónico como líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), prometiendo revolucionar la burocracia federal. Sin embargo, en 2025, esta alianza se ha desmoronado en un escándalo público que combina intereses económicos, choques de egos y acusaciones explosivas. Esta nota explora las razones detrás de la pelea, sus implicaciones y el impacto en el panorama político y económico de Estados Unidos.

El detonante: una ley fiscal explosiva
El conflicto estalló por un proyecto de ley presupuestaria impulsado por Trump, descrito por él como una “gran y hermosa ley” para financiar el gobierno hasta 2026. La propuesta incluía recortes fiscales masivos, aumentos en el gasto en defensa y seguridad fronteriza, y la eliminación de subsidios a energías renovables, como los créditos fiscales de 7,500 dólares para vehículos eléctricos. Para Elon Musk, cuya empresa Tesla depende de estos incentivos, la ley era inaceptable. En X, Musk la calificó como una “abominación repugnante” que añadiría billones al déficit fiscal y perjudicaría a la industria automotriz sostenible.

El impacto en Tesla fue inmediato: las acciones de la compañía cayeron un 14.26% en un solo día, borrando más de 100,000 millones de dólares de su valor de mercado. Musk acusó a Trump de traicionar los intereses de la innovación tecnológica, mientras que Trump replicó que Musk conocía los detalles del proyecto desde hacía meses y solo reaccionaba por la amenaza a sus ganancias. En Truth Social, Trump sugirió cancelar los contratos federales de Musk, afirmando que esto ahorraría “miles de millones” al presupuesto.

De aliados a enemigos: La escalada personal
Lo que comenzó como un desacuerdo político se transformó en una guerra personal. Musk, en una serie de publicaciones en X, afirmó que “sin mí, Trump habría perdido las elecciones”, acusándolo de ingratitud. Trump, por su parte, lo llamó “loco” y aseguró haberle pedido que abandonara su rol en DOGE, describiendo su reacción como parte del “síndrome de trastorno de Trump”. La tensión alcanzó su punto más álgido cuando Musk insinuó en X que Trump estaba vinculado a los archivos de Jeffrey Epstein, sugiriendo que esta era la razón por la que no se habían hecho públicos. Musk incluso pidió el juicio político de Trump, proponiendo al senador J.D. Vance como reemplazo.

Estas acusaciones, sin pruebas verificables hasta la fecha, desataron una tormenta en las redes sociales y medios de comunicación. Trump respondió con furia, acusando a Musk de querer “controlar el país” desde su posición en DOGE y amenazando con investigar sus empresas. La pelea ha dividido a los seguidores de ambos: los partidarios de Trump lo ven como una defensa de su agenda, mientras que los de Musk lo consideran un mártir de la innovación frente al proteccionismo.

Tensiones previas: Las grietas en la relación
El escándalo no surgió de la nada. Desde el inicio de la administración Trump en 2025, había señales de fricción:

Choque con Peter Navarro: En abril, Musk llamó “imbécil” a Navarro, asesor comercial de Trump, tras ser descrito como un “ensamblador de autos” que usaba piezas asiáticas. Musk defendió que Tesla utiliza más componentes estadounidenses que otros fabricantes, pero la disputa dejó heridas abiertas.
Descontento por DOGE: La gestión de Musk en DOGE, que incluyó despidos masivos y el cierre de agencias federales, generó críticas dentro del Partido Republicano. Muchos legisladores veían a Musk como un forastero que priorizaba sus intereses empresariales.

Aranceles y comercio: Musk se opuso a los aranceles proteccionistas de Trump, que encarecían componentes importados para Tesla. En X, abogó por un mercado con “aranceles cero”, lo que lo puso en desacuerdo con la agenda “America First” de Trump.

Intereses económicos en juego
El corazón del conflicto radica en los intereses económicos de Musk. Tesla, SpaceX y Starlink dependen de contratos federales por miles de millones de dólares, y la amenaza de Trump de cancelarlos representa un golpe directo. Además, la eliminación de los créditos fiscales para vehículos eléctricos podría reducir los ingresos de Tesla en aproximadamente 1,200 millones de dólares al año, según estimaciones. Por otro lado, Musk ha sido acusado de conflictos de interés en DOGE, ya que sus empresas están sujetas a regulaciones federales y enfrentan investigaciones por prácticas laborales y ambientales.
Trump, mientras tanto, defiende su proyecto como una forma de priorizar la economía estadounidense, enfocándose en sectores tradicionales como la energía fósil y la manufactura pesada. La eliminación de subsidios a las energías renovables refleja su escepticismo hacia el cambio climático, una postura que choca con la visión de Musk de un futuro basado en tecnologías verdes.

Voces externas y polarización
La pelea ha involucrado a figuras prominentes:
Steve Bannon: El ex estratega de Trump pidió investigar el estatus migratorio de Musk y sugirió su deportación, acusándolo de abuso de poder en DOGE.
Kanye West: Intentó mediar con un mensaje en X pidiendo reconciliación, pero fue ignorado.
Laura Loomer y aliados de Trump: Figuras conservadoras como Loomer, Charlie Kirk y Stephen Miller han atacado a Musk, quien respondió dejando de seguir sus cuentas en X.
En las redes, la polarización es evidente. Los hashtags #TrumpVsMusk y #MuskBetrayal han dominado X, con usuarios divididos entre quienes apoyan la agenda de Trump y quienes ven a Musk como un defensor de la innovación.

Implicaciones del escándalo
Económicas: La caída de las acciones de Tesla refleja la incertidumbre sobre el futuro de la empresa en un entorno sin subsidios. Los contratos federales de SpaceX y Starlink también están en riesgo.
Políticas: La pelea ha fracturado al Partido Republicano, con algunos legisladores apoyando a Musk por su visión tecnológica y otros respaldando a Trump por su liderazgo.

Reputaciones: Las acusaciones de Musk sobre Epstein, aunque no comprobadas, han alimentado especulaciones y dañado la imagen de ambos.
DOGE en jaque: La salida de Musk pone en duda el futuro de las reformas de eficiencia gubernamental, que eran un pilar de la agenda de Trump.

Conclusión: Un enfrentamiento con ecos globales
El choque entre Trump y Musk es más que una disputa personal: es un reflejo de las tensiones entre el populismo proteccionista y la innovación tecnológica, entre los intereses económicos y las ambiciones políticas. Mientras Trump busca consolidar su visión de “America First”, Musk defiende un futuro basado en la tecnología y la sostenibilidad. La falta de pruebas sobre las acusaciones más graves, como las relacionadas con Epstein, mantiene el escándalo en un terreno de especulación, pero su impacto en los mercados, la política y la percepción pública es innegable. Este enfrentamiento no solo marca el fin de una alianza poderosa, sino que también plantea preguntas sobre el rumbo de Estados Unidos en un mundo cada vez más dividido.