*Por Juan Pablo Durán (Director periodístico)
Aunque las apariencias muestren que el peronismo se encamina a hacia la unidad con vistas a los comicios de octubre, la realidad en la cima del poder político de Tucumán es totalmente diferente.
El gobernador Osvaldo Jaldo y el senador nacional Juan Manzur libran una guerra fría sin cuartel. Como un volcán que guarda su furia bajo la corteza, su enfrentamiento late con intensidad, mientras en la superficie se despliega una fachada de cordialidad, constituida por una pradera de flores que ocultan filosas espinas. Con sus discursos impregnados de sutilezas, cada gesto es una jugada extremadamente calculada en el tablero político de esta provincia subtropical. La tensión, contenida como lava incandescente, aguarda el instante para irrumpir a brotes, fracturando la aparente armonía de un pacto tácito entre los hombres mas poderosos del PJ local.
La reunión entre Manzur y la intendenta Rossana Chahla, mostró solo la punta del iceberg de esa interna que fue presentada ante los medios como el inicio de una futura fumata blanca pejotista. El encuentro que se concretó el lunes 2 de junio pasado en la sede de la Intendencia de la capital fue pergeñado el día anterior entre el propio Manzur y un dirigente K anti-jaldista que posee despacho en el edificio de Muñecas y avenida Sarmiento. Aseguran que este dirigente, oriundo del barrio 24 de Setiembre, sentó a Mazur y le dijo con tono reflexivo que, a raíz de su alejamiento y deserción de la política tucumana, era inevitable la pérdida, en manos del jaldismo, de la «única joyita» tucumana que comparte podio con el propio Jaldo en porcentajes de imagen pública. El dirigente peronista, con amplia experiencia también en el Concejo Deliberante de la capital, le hizo ver al senador nacional que tanto Chahla como el vicegobernador Miguel Ángel Acevedo -los dos con perfiles más técnicos que políticos- estaban solos en la selva tucumana y al acecho de hienas y leones dispuestos a devorarlos. De hecho, en ese mismo encuentro entre Manzur y el peronista K también se resolvió que en los próximos días, el ex jefe de gabinete de Alberto Fernández visite a Acevedo en su despacho legislativo.
El encuentro entre Chahla y su jefe político se dio en un marco de abrumadora sorpresa. Porque si bien la ex ministra de Salud sabía que la reunión iba a concretarse en algún momento, la llegada repentina de Manzur se dio de manera inesperada entre los inquilinos de la Intendencia y también entre los moradores de la Casa de Gobierno. Cabe señalar que Manzur tenía previsto visitar a Chahla el viernes 30 de mayo (tres días antes), pero por una reunión de carácter social tuvo que quedarse en Buenos Aires.
Luego del encuentro con la ex directora de la Maternidad, Manzur partió rápidamente hacia Famaillá para almorzar en la casa del mellizo José Orellana, acompañado de los kirchneristas y anti-jaldistas Javier Noguera, Cristian Rodríguez, los hermanos Pablo y Gabriel Yedlin, la senadora Sandra Mendoza, el concejal José María Franco y el referente del MUP, Luis Romano. En esa comilona, los presentes no solo analizaron los pormenores de la interna justicia lista, también escucharon de boca de Manzur algunos pasajes del cónclave que el ex gobernador mantuvo con Chahla minutos antes. «Me dejaron sola Juan», afirman que le espetó la intendenta. «De ninguna manera, Rossanita, yo no te dejé sola, mi teléfono siempre está abierto. Estoy aquí para bancarte», aseguran que fue la respuesta de Manzur para contenerla. Según los comensales, Chahla habría descargado con el senador la bronca contenida por el bullying político al que permanentemente es sometida -según habrían sido sus dichos- por el jaldismo. Aseguran que la jefa municipal apuntó directamente al ministro del interior, Darío Monteros, como el principal responsable de las diabluras. También se habría quejado de supuestas filtraciones de información que llegan a diario al edificio de San Martín y 25 de Mayo. Al parecer, algunos «topos» del alfarismo que se salvaron de la limpieza inicial seguirían manipulando información clave.
¿Habrá unidad en el PJ o sólo es una utopía?
Por estas horas es más fácil que Donald Trump se amigue con Elon Musk que Jaldo con Manzur. ¿Por que? Porque los dos referentes más importantes del peronismo muestran intereses extremadamente contrapuestos. Porque mientras Jaldo busca continuar en buenas relaciones con el gobierno de Javier Milei, Manzur no puede lograr aún que el legislador Noguera baje sus pretensiones de encabezar esa utópica lista en conjunto. «Noguera no se baja y va primero en la lista», aseguran en el espacio K. De hecho ya anunciaron que el 28 de junio será el lanzamiento formal de Noguera con una locreada para 5.000 personas. No obstante, el futuro inmediato de Cristina Kirchner -podría recibir una condena este martes- modificaría los planes de los rebeldes locales.
Así las cosas, ¿podrá cuajar una nómina de candidatos a diputados nacionales integradas por anti-mileístas y por peronistas con peluca? Sería una alquimia muy difícil de lograr, más aún cuando el propio Jaldo se encargó de afirmar que los candidatos que la integren no podrán ser libres pensadores. Luego de esas palabras, el chasquido del látigo al viento resuena de manera inevitable en la cabeza de cualquiera. Pero de producirse el «cisne negro» de que Noguera encabece o integre la lista por debajo de Gladys Medina, ¿votaría el taficeño leyes favorables al gobierno de Milei? ¿Se alineará Noguera a pie juntillas a los dictados de Jaldo y del presidente la Nación? Seguramente que no.
Si no hay lista de unidad con el manzurismo, ¿saldrá Jaldo a la cancha para encabezar la lista como testimonial? ¿Le pedirá a Chahla que lo secunde para garantizar un triunfo por sobre La Libertad Avanza? En breve lo sabremos.